Al
campamento llegaron tres de los pájaros que ayudaron al Principito con sus
viajes. Uno de ellos traía amarrado a la patita un mensaje en el que se nos
pedía al campamento saliésemos a ayudar al aviador Antonio que se había estrellado
con su avioneta.
Sin pensarlo salimos corriendo de
casa y fuimos a toda prosa a su encuentro, el pueblo de Villafranca nos miraba
con asombro y nos preguntaban ¿Dónde vais? Nosotros contestábamos sin detenernos.
Tuvimos que pasar grandes pruebas
para recuperar piezas de su avioneta, pero mereció la pena.
Al
final lo encontramos, le entregamos las piezas, le escuchamos con atención, le
vimos irse y regresamos a casa para descansar, tras un día agotador.
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